VEINTE AÑOS
Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.
Alejandra Pizarnik
Besaré las raíces del topacio
entibiándome, imaginada, en el halo de una serpiente
y el designio, y la congoja,
perderán sus colores habituales en tu cuerpo marchito
semejante al olor de la humedad.
También el dulzor de tus hojas
me tocará con su suave abatir
cerrando las preguntas oxidadas
y resignando lo malvado (misterios de amaneceres que temen...)
Yo no tengo tu opresión en el baúl
ni convivo con los gemidos de tus recuerdos.
Entonces digo
¿por qué pensar de los espejos que se rompen?
tan sólo volar, otra vez volar,
con el tiempo que se desnuda
al dolor de color degrado imperfecto
con esa cinta emergente que raya secretos crepitados
en la esquina donde renace el jardín de verbos.
Duermo justo en el eco del viento
confundida con el carozo de una manzana
me suspendo en el interior de una hiedra
tropezando en la nadame hundo en el abismo eterno de la luna.
Viente años deseándote con frenesí
¡eternidad!
buceando serena por el maldito tiempo
que logra adormecernos en el instante y la insensatez
árbol de esferas perdidas cubren mi rostro
ciénagas varadas perforan mi cabeza
como un pequeño coral.
veinte años, nada más.
Sofía